Publicado el martes 09 de junio de 2020.
El Dr. Jaime Sepúlveda (57) ha estado yendo y viniendo de Italia por casi 20 años y entremedio acumuló un amplio curriculum de viajes por el mundo en consultorías que lo llevó a Mozambique, Perú, Ecuador, Argentina, Bolivia, Nicaragua. Comenzó, lo que sería una forma de colaborar en las materias de salud pública, como «médico» de una expedición botánica en la década de los ochenta a la isla de Juan Fernández, cuando era un estudiante.
Hoy, el Dr. Sepúlveda divide su tiempo entre la actividad gremial en el Colegio Médico y la academia, como Director Académico de Pregrado del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello (ISPAB) y profesor de salud pública e pre y post grado del mismo ISPAB.
Es acá donde ha podido mantener los vínculos con la Región Emilia Romagna de Italia y con la Università di Bologna, donde fue recibido como estudiante hace 22 años. Los estrechos vínculos que estableció con ese plantel italiano le han permitido coordinar una pasantía en Gestión Sanitaria y Científica en Salud junto a la UNAB, dirigida a estudiantes de posgrado del ISPAB.
El Dr. Sepúlveda tuvo su primera experiencia internacional en los años noventa. Ya como médico y luego de haber estudiado salud pública en nuestro país, comenzó a buscar opciones de estudiar en el extranjero. Siendo subdirector médico del Servicio de Salud Concepción, conoció a profesionales italianos de organizaciones de cooperación internacional presentes en la capital del Biobío, las mismas que desarollaron el primer Centro de Salud Familiar (CESFAM) de la región.
Son ellos quienes le hablan al Dr. Sepúlveda acerca de la calidad de los sistemas de gestión de salud de Emilia Romagna y quienes lo motivan a postular a un máster en administración y gestión que se impartía en esa zona de Italia. «Sin embargo, mi principal motivación fue el compromiso con mi esposa descendiente de italianos, de que viviríamos en algún momento de la vida en Italia», cuenta.
Estuvo un año estudiando en ese país, «lo que me permitió crear fuertes lazos profesionales y de amistad». Y fue así como esta experiencia de estudio le permitió conocer y luego colaborar con una organización de cooperación internacional de Bolonia, llevándole a cooperar en los países más diversos: Nicaragua, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Mozambique, y realizar docencia para estudiantes de América latina, Europa del Este y África entre otros. Posterior a su experiencia académica, mantuvo el contacto con sus colegas italianos desde entonces, viajando periódicamente desde fines de los noventa hasta el día de hoy.
– ¿Qué es lo que más valoras de tu experiencia internacional?
– Lo que más valoro es haber conocido personas y realidades diferentes y que, a pesar de esas diferencias, somos bastante más iguales de lo que pensamos. Las realidades y los problemas no son muy distintos, son los recursos y las oportunidades las que cambian. También la experiencia internacional es valiosa porque te permite aceptar de manera mucho más normal la diversidad, a aceptar que todos somos bastante más iguales de lo que vemos.
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